martes, 20 de mayo de 2008

¿QUÉ ERA UN AEDO?: LA POESÍA ORAL

La Ilíada y la Odisea son composiciones asombrosas, y para hablar de ellas hay que referirse a la poesía oral, Milman Parry, en 1934, grabó una serie de poemas de bardos yugoslavos que no sabían leer ni escribir, su recitado duraba varias semanas y comprobó que no era una interpretación al azar, se necesitaba poseer una técnica rigurosa para recitar versos que fueran equilibrados y usar fórmulas estereotipadas como las que aparecen en lo poemas de Homero. Una de las posibles razones que más ha pesado en los investigadores al momento de atribuir a un solo hombre la creación de tan extensos poemas, se deba a la imposibilidad que vieron en que alguien pudiera recordar tal cantidad de versos en su memoria, esto considerando que en la fecha de componer Homero la Ilíada, hacia el año 750 a.C., lo hizo para ser transmitida en forma oral, sin apoyo de la escritura.
En las pruebas de Milman Parry se puso de manifiesto que el poeta recurre a un rico vocabulario memorizado, que adapta al ritmo musical de cada verso y al desarrollo del relato.
La Ilíada consta de 15.690 versos y la Odisea casi 12.000, pero si se piensa que estos poemas fueron compuestos para ser recitados no debería de extrañar su memorización por parte de los poetas profesionales como eran los aedos, más aún si sabemos que éstos utilizaban una serie de fórmulas en sus composiciones, lo que les permitía manejar de mejor manera sus habilidades. Así se explica la artificialidad de la lengua homérica, así como sus fórmulas repetitivas.
Sin embargo las repeticiones no son mecánicas, por ejemplo Aquiles es designado con treinta y seis epítetos diferentes que se utiliza cuidadosamente según la función de cada verso.
No se sabe la fecha exacta en que la Ilíada fue positivada, pero se puede defender que ya en el s. VI a.C. tuvo difusión oral y escrita. Los manuscritos que conservan los textos están en papiros escritos entre los siglos III a.C. y VII d.C. en un griego antiguo mezclado con algunos dialectos y formas exclusivas de la lengua artística de la épica arcaica. En la forma lingüística de los poemas épicos arcaicos encontramos rastros de varios dialectos: jónico, micénico, arcadio, eólico, incluso del ática.
El alfabeto griego fue inventado alrededor del 800 a.C., y las fórmulas utilizadas por los aedos contenían repeticiones y estructuras determinadas que ayudaban al poeta a recordar los hechos narrados. Existían temas típicos, historias, catálogos y batallas muy conocidas que variaban muy poco de acuerdo al aedo que las recitara. Muchos cantos comenzaban con versos repetidos, discursos y epítetos aplicados con gran técnica. Los cantos originales sufrieron leves variaciones por otros poetas, pero la esencia original de los poemas se ha mantenido.
Los textos están escritos en hexámetros y constan de veinticuatro cantos, originalmente designados con las letras del alfabeto griego. Homero construyó la Ilíada y la Odisea tomando muchas tradiciones y leyendas cantadas por otros aedos, pero dándoles él la forma y contenido conque han llegado hasta nosotros. Sin el genio poético de Homero no habrían sido posibles estos notables poemas, que siguen siendo leídos después de transcurrir más de dos mil quinientos años desde su creación.

La Interioridad del Sonido

Otras peculiaridades (además de su relación con el tiempo: su fugacidad) del sonido también determinan o influyen en la psicodinámica oral. La más importante es la relación única del oído con la interioridad, cuando se le compara con el resto de los sentidos.
Ninguno de los otros sentidos puede penetrar en la interioridad de un objeto sin que ésta deje de serlo. En cambio, el oído nos permite escuchar el sonido de un objeto dentro de una caja sin necesidad de abrirla. Todos los sonidos registran las estructuras interiores de lo que los produce. Y, fundamentalmente, la voz humana proviene del interior mismo del organismo humano, que produce las resonancias de la misma.
La vista aísla; el oído une. Mientras la vista sitúa al observador fuera de lo que está mirando, a distancia, el sonido envuelve al oyente. La vista divide. Por contraste con la vista (el sentido divisorio), el oído es, por lo tanto, un sentido unificador. Un ideal visual típico es la claridad y el carácter distintivo, diferenciar. El ideal auditivo, en cambio es la armonía, el conjuntar.
En una cultura oral primaria, donde la existencia de la palabra radica sólo en el sonido, sin referencia alguna o cualquier texto visualmente perceptible y sin tener idea siquiera de que tal texto pueda existir, la fenomenología del sonido penetra profundamente en la experiencia que tienen los seres humanos de la existencia, como es procesada por la palabra hablada, pues la manera como se experimenta la palabra es siempre trascendental en la vida psíquica. La acción concentradora del oído (el sonido que envuelve) afecta la percepción que el hombre tiene del cosmos. Para las culturas orales, el cosmos es un suceso progresivo con el hombre en el centro.
La oralidad, la comunidad lo sagrado
Puesto que, en su constitución física como sonido, la palabra hablada proviene del interior humano y hace que los seres humanos se comuniquen entre sí como interiores conscientes, como personas, la palabra hablada hace que los seres humanos formen grupos estrechamente unidos. La escritura y lo impreso aíslan.
La palabra hablada también crea unidades en gran escala: es probable que los países en los cuales se hablan dos o más idiomas tengan graves problemas de establecer o guardar la unidad nacional, como sucede hoy en día en el Canadá, Bélgica o muchas naciones en vías de desarrollo.
La fuerza de la palabra oral para interiorizar se relaciona de una manera especial con lo sagrado, con las preocupaciones fundamentales de la existencia. En la mayoría de las religiones, la palabra hablada es parte integral de la vida ritual y devota.

La Cuestión Homérica

La nueva interpretación evolucionó por varios caminos pero acaso pueda seugirse mejor en la historia de la "cuestión homérica". La "cuestión homérica" como tal se originó en la crítica superior de Homero en el siglo XIX, que había madurado junto con la crítica superior de la Biblia, pero cuyas raíces se remontabn hasta la antigüedad clásica. Más que cualquier otro investigador anterior, el clasicista estadounidense Milman Parry (1902-1935) logró socavar la patriotería cultural a fin de penetrar en la poesía homérica "primitiva" en las condiciones propias de la misma, aunque éstas se oponían a la opinión aceptada de lo que debían ser la poesía y los poetas.
El siglo XIX presenció el desarrollo de las teorías homéricas de los llamados Analistas, iniciadas por F. A. Wolf. Los analistas interpretaban los textos de la Ilíada y la Odisea como combinaciones de poemas o fragmentos anteriores. Sin embargo, supusieron que los trozos que se reunían eran simplemente textos. Les siguieron a los analistas, los Unitarios, que sostenían que la Ilíada y la Odisea estaban tan bien estructuradas, tan congruentes en la representación de personajes y, en generla, eran manifestaciones artísticas tan elevadas, que no debían ser sino la creación de un solo hombre.
El descubrimiento de Milman Parry
Se descubren las fórmulas y epítetos repetidos en los poemas homéricos. En todo caso, el Homero de la Ilíada y la Odisea era considerado un poeta consumado, excelso. Sin embargo, empezaba a decirse que mentalmente había recurrido a algún género de libro de frases. Homero unió partes prefabricadas. En lugar de un creador, se tenía a un obrero de línea de montaje. Esta idea resultó particularmente amenazadora para los letrasdos de grandes vuelos, pues los letrados son aleccionados para, en principio, no utilizar nunca lugares comunes.
Pero los griegos de la edad de Homero valoraban los lugares comunes porque no sólo los poetas sino todo el mundo intelectual oral o el mundo del pensamiento dependía de la constitución formularia del pensamiento. En una cultura oral, el conocimiento, una vez adquirido, tenía que repetirse cosntantemente o se perdía. Luego con la llegada de la escritura, la nueva manera de almacenar conocimiento fue el texto escrito y ya no las fórmulas mnemotécnicas. Ello liberó a la mente para el pensamiento más abstracto y original.
Algunas psicodinámicas de la oralidad La palabra articulada como poder y acción
Las personas enteramente letradas sólo con gran dificultad pueden imaginarse cómo es una cultura oral primaria, o sea una cultura sin conocimiento alguno de la escritura o aun de la posibilidad de llegar a ella. Tratemos de concebir una cultura en la cual nadie hay anunca tratado de indagar algo en letra impresa. Sin la escritura, las palabras como tales no tienen una presencia visual, aunque los objetos que representan sean visuales. Las palabras son sonidos. Tal vez se las "llame" a la memoria, se las "evoque". Pero no hay dónde buscar para "verlas". Las palabras son acontecimientos, hechos.
No es sorprendente que el término hebreo dabar signifique "palabra" y "suceso". Tampoco resulta asombroso que los pueblos orales por lo común, y acaso generalmente, consideren que las palabras poseen un gran poder. El sonido no puede manifestarse sin intercesión del poder.
El hecho de que los pueblos orales comúnmente, y con toda probabilidad en todo el mundo, consideren que las palabras entrañan un potencial mágico está claramente vinculado, al menos de manera inconsciente, con su sentido de la palabra como, por necesidad, hablada, fonada y, por lo tanto, accionada por un poder.
Uno sabe lo que puede recordar: mnemotécnica y fórmulas
En una cultura oral, la restricción de las palabras al sonido determina no sólo los modos de expresión sino también los procesos de pensamiento.
Uno sabe lo que puede recordar. Los conocimientos organizados que estudian los letrados hoy en día para "saberlos", es decir, para recordarlos, se han reunido y puesto a su disposición por escrito con muy pocas excepciones, si las hay. Una cultura oral no disponde de textos. Debe organizar su material de otra manera para poder recordarlo.
¿Cómo se hace posible traer a la memoria aquello que se ha preparado cuidadosamente? Pensando cosas memorables. En una cultura oral primaria, para resolver eficazmente el problema d eretener y recobrar el pensamiento cuidadosamente articulado, el proceso habrá de seguir las pautas mnemotécnicas, formuladas para la pronta repetición oral. El pensamiento debe originarse según pautas equilibradas e intensamente rítmicas, con repeticioens o antítesis, alteraciones ya asonancias, expresiones calificativas y de tipo formulario, marcos temáticos comunes, proverbios que todo el mundo escuche constantemente, de manera que vengan a la mente con facilidad, y que ellos mismos sean modelados para la retención y la pronta repetición, o con otra forma mnemotécnica. El pensamiento serio está entrelazado con sistemas de memoria.
Otras características del pensamiento y la expresión de condición oral
En una cultura oral primaria, el pensamiento y la expresión tienden a ser de las siguientes clases.
Acumulativas antes que subordinadas: Lo aditivo es propio de lo oral en tanto la subordinación lo es de lo escrito.
Acumulativas antes que analíticas: Los elementos del pensamiento y de la expresión de condición oral no tienden tanto a ser entidades simples sino grupos de entidades, tales como términos, locuciones u oraciones paralelos; términos, locuciones u oraicones antitéticos; o epítetos.
Redundantes o "copiosos": La escritura establece en el texto una "línea" de continuidad fuera de la mente. Si una distracción confunde o o borra de la mente el contexto del cual surge el material que estoy leyendo, es posible volver atrás y repasar el texto. En el discurso oral no. La mente debe avanzar con mayor lentitud por eso la redundancia, la repetición de lo apenas dicho, mantiene eficazmente tanto al hablante como al oyente en la misma sintonía.
Conservadoras y tradicionalistas: Dado que en una cultura oral primaria el conocimiento conceptuado que no se repite en voz alta desaparece pronto, las ociedades orales deben dedicar gran energía a repetir una y otra vez lo que se ha aprendido arduamente a través de los siglos. Esta necesidad establece una configuración altamente tradicionalista o conservadora. El conocimiento es precioso y difícil de obtener, y la sociedad respeta mucho a aquellos ancianos y ancianas sabios qe se especializan en conservarlo. Al almacenar el saber fuera de la emnte, la escritura y aún más la impresión degradan las figuras de sabiduría de los ancianos, repetidores del pasado, en provecho de los descubridores más jóvenes de algo nuevo.
Cerca del mundo humano vital: En ausencia de categorías analíticas complejas que dependan de la escritura para estructurar el saber a cierta distancia de la experiencia vivida, las culturas orales deben conceptualizar y expresar en forma verbal todos sus conocimientos, con referencia más o menos estrecha con el mundo vital humano, asimilando el mundo objetivo ajeno a la acción recíproca, conocida y más inmediata, de los seres humanos. La cultura oral primaria se preocupa poco por conservar el conocimiento de las artes como un cuerpo autosuficiente y abstracto.
De matices agonísticos: Muchas, tal vez todas las culturas orales o que conservan regustos orales dan a los instruidos una impresión extraordinariamente agonística en su expresión verbal y de hecho en su estilo de vida (insultos, descripción de violencia física)
Empáticas y participantes antes que objetivamente apartadas: Para una cultura oral, aprender o saber significa lograr un identificación comunitaria, empática y estrecha con lo sabido, identificarse con él. La escritura separa al que sabe de lo sabido y así establece las condiciones para la "objetividad" en el sentido de una disociación o alejamiento personales.
Homeostáticas: A diferencia de las sociedades con grafía, las orales pueden caracterizarse como homeostáticas. Es decir, las sociedades orales viven intensamente en un presente que guarda el equilibrio u homeóstasis desprendiéndose de los recuerdos que ya no tienen pertinencia actual. Goody y Watt relatan un caso impresionante de "amnesia estructural" entre los gonja en Ghana. Los registros escritos hechos por los ingleses a principios del siglo XX muestran que la tradiciónoral gonja presentaba ntonces a Ndewura Jakpa, fundador del estado de Gonja, como padre de siete hijos, cada uno de los cuales era soberano de una de las siete divisiones territoriales del estado. Para cuando los mitos del estado fueron reunidos otra vez, sesenta años más tarde, dos de las siete divisiones habían desaparecido, una por asimilación a otra y la segunda en virtud de cambio de frontera. En estos mitos posteriores, Ndewura Jakpa tenía cinco hijos, y no se hacía mención de las dos divisiones suprimidas. Los gonja aún estaban en contacto con su pasado, eran tenaces en cuanto a esta relación en sus mitos, pero la parte del pasado con ninguna pertinencia manifiestamente perceptible con el presente había simplemente desaparecido.
Situacionales antes que abstractas: Todo pensamiento conceptual es hasta cierto punto abstracto. Un término tan "concreto" como "árbol" no se refiere simplemente a un árbol "concreto" único, sino que es una abstracción, tomada, arrancada de la realidad individual y perceptible; alude a un concepto que no es ni éste ni aquel árbol, sino que puede aplicarse a cualquier árbol. Las culturas orales tienden a utilizar los conceptos en marcos de referencia situacionales y operacionales abstractos en el sentido de que se mantienen cerca del mundo humano vital. Por ejemplo, en los estudios hechos por Luria, los individuos analfabetos (orales) identificaban las figuras geométricas asignándoles los nombres de objetos, y nunca de manera abstracta como círculos, cuadrados, etcétera. Al círculo podía llamársele plato, reloj, luna.

La oralidad del lenguaje según Ong

La capacidad de leer y el pasado oral
El magno despertar al contraste entre modos orales y escritos de pensamiento y expresión tuvo lugar no en la lingüística sino en los estudios literarios, partiendo claramente del trabajo de Milman Parry (1920-1935) sobre el texto de la Ilíada y la Odisea, llevado a su terminación, después de la muerte prematura de Parry, por Alber B. Lord, y complementado por la obra posterior de Eric A. Havelock y otros.
Pero antes de abordar los descubrimientos de Parry en detalle, es necesario plantear por qué el mundo erudito tuvo que volver a despertar el carácter oral del lenguaje. Parecería ineludiblemente obvio que el lenguaje es un fenómeno oral. Dondequiera que haya seres humanos, tendrán un lenguaje, y en cada caso uno que existe básicamente como hablado y oído en el mundo del sonido. En todos los maravillosos mundos que descubre la escritura, todavía les es inherente y en ellos vive la palabra hablada. Todos los textos escritos tienen que estar relacionados de alguna manera, directa o indirectamente, con el mundo del sonido, el ambiente natural del lenguaje, para transmitir sus significados. Podemos llamar a la escritura un "sistema secundario de modelado", que depende de un sistema primario anterior: la lengua hablada. La expresión oral es capaz de existir, y casi siempre ha existido, sin ninguna escritura en absoluto; empero, nunca ha habido escritura sin oralidad.
Pero lamentablemente se ha tendido a considerar las creaciones orales como variantes de las producciones escritas; o bien como indignas del mundo especializado serio.
Salvo en las décadas recientes, los estudios lingüísticos se concentraron en los textos escritos antes que en la oralidad por una razón que resulta fácil comprender: la relación del estudio mismo con la escirtura. Todo pensamiento, incluso el de las culturas orales primarias, es hasta cierto punto analítico pero el examen abstractamente explicativo, ordenador y consecutivo de fenómenos o verdades reconocidas resulta imposible sin la escritura y la lectura. Los seres humanos de las culturas orales primarias, aquellas que no conocen la escritura en ninguna forma, aprenden mucho, poseen y practican gran sabiduría, pero no estudian.
Cuando el estudio se hace posible con la incorporación de la escritura, a menudo una de las primeras cosas que examinan los que saben leer es la lengua misma y sus usos. Por ejemplo, la retórica en esencia se refería al discurso oral, aunque siendo un "arte" o ciencia sistematizado o reflexivo, la retórica era y tuvo que ser un producto de la escritura. Después de pronunciar el discurso, no quedaba nada de él para el análisis. Lo que se empleaba para el "estudio" tenía que ser el texto de los discursos que se habían puesto por escrito, comúnmente después de su declamación y por lo regular mucho más tarde.
La concentración de los especialistas en los textos tuvo consecuencias ideológicas. Con frecuencia prosiguieron a suponer que la articulación verbal oral era en esencia idéntica a la expresión verbal escrita con la que normalmente trabajaban, y que las formas artísticas orales en el fondo sólo eran textos, salvo en el hecho de que no estaban asentadas por escrito. Tenemos un término como "literatura", que básicamente significa "escritos" para cubrir un cuerpo dado de material escrito pero no contamos con ninguna palabra o concepto similarmente satisfactoria para referirnos a una herencia meramente oral.
Ong llama "oralidad primaria" a la oralidad de una cultura que carece de todo conocimiento de la escritura o de la impresión. Es "primaria" por el contraste con la "oralidad secundaria" de la actual cultura de alta tecnología, en la cual se mantiene una nueva oralidad mediante el teléfono, la radio, la televisión y otros aparatos electrónicos para que su existencia y funcionamiento dependen de la escritura y la impresión.
La escritura hace que las "palabras" parezcan semejantes a las cosas porque concebimos las palabras como marcas visibles que señalan las palabras a los decodificadores: podemos ver y tocar tales "palabras" inscritas en textos y libros. Las palabras escritas constituyen remanentes. La tradicioón oral no posee este carácter de permanencia.
Aunque las palabras están fundadas en el habla oral, la escritura las encierra tiránicamente para siempre en el campo visual. Una persona que ha aprendido a leer no puede recuperar plenamente el sentido de lo que la palabra significa para la gente que sólo se comunica de manera oral.
Por ello el término "literatura oral" es monstruoso. Hablar de "literatura oral" es semejante a decir "escritura oral". No es lógico. No es posible describir un fenómeno primario comenzando con otro secundario posterior y reducir poco a poco las diferencias sin producir una deformación grave e inoperante.

La Cultura Escrita y la Metalingüística

La propuesta de Olson es que la escritura es, por naturaleza, una actividad metalingüística.
Existe, además de las relaciones de representación entre el lenguaje y la escritura, un metalenguaje oral que consta de términos como "letras", "palabras", "oraciones", "relatos", "ensayos" y demás, para referirse a aspectos de la forma escrita.
Hay cuatro niveles de análisis:
1. El mundo de los objetos2. El lenguaje oral que toma al mundo como su objeto (forma lingüística de conciencia del mundo)3. la escritura que toma al lenguaje oral como su objeto (conciencia lingüística)un metalenguaje oral que 4. Toma a la escritura o a cualquier otro aspecto de una emisión o texto como su objeto (conciencia metalingüística).
La escritura es en principio metalingüística por cuanto es una representación del lenguaje, y se puede usar un metalenguaje oral para referirse a ciertos aspectos de la escritura. Y la escritura es metalingüística en el sentido de que convierte al lenguaje en un objeto.
El metalenguaje oral puede dirigir la atención hacia las características de la ortografía, convirtiéndola en un objeto de discurso, mientras que la ortografía, por sí misma, convierte al lenguaje en un objeto del que se tiene conciencia. Pero el metaleguaje oral tiene una ventaja adicional. El metalenguaje oral no está limitado a la cultura escrita. Por ejemplo, existe también un metalenguaje más complejo que se emplea para referirse al lenguaje, parte del cual es compartido por el habla y parte del cual está especializado para la escritura. Este metalenguaje incluye conceptos verbales como contar, decir, preguntar, y conceptos nominales como cuento, charla, canción y otros semejantes. Estos conceptos, de manera similar a la escritura, convierten a algunas estructuras verbales en objetos del discurso.
Olson introduce dos niveles de estructura metalingüística:
El sistema de escritura que marca, y por lo tanto representa, los aspectos de la estructura lingüística. Incluye distinciones entre sonidos, representados por letras; distinciones entre palabras, representadas pro espacios; distinciones entre cláusulas, representadas por la puntuación; distinciones entre elementos temáticos, representados por oraciones y párrafos, y distinciones entre tipos de discurso, representados por géneros.
El metalenguaje oral para referirse al contenido del texto.
Pero hay que reconocer, dice Olson, que la escritura no es el único medio de convertir al lenguaje en un objeto de discurso. Todo lenguaje contiene un metalenguaje. Todas las lenguas poseen términos para referirse a lo que se dijo y a las distintas formas de discurso como cuentos, plegarias y otros. Pero si bien los conceptos metalingüísticos no son exclusivos de las sociedades con cultura escrita, la escritura en estas sociedades tiende a utilizarslos más que el habla.
La cultura escrita y el pensamiento
El lenguaje se usa para representar el mundo; permite refelxionar sobre el mundo y tomar conciencia de él. La escritura se usa para representar el lenguaje; permite reflexionar sobre el lenguaje y tomar conciencia de él. Al manejar lenguaje escrito, ya sea al escribirlo o leerlo, se toma conciencia simultáneamente de dos cosas: del mundo y del lenguaje.
La conclusión es que así como el lenguaje es un mecanismo para "fijar" el mundo de un modo que lo convierte en objeto de reflexión, la escritura "fija" el lenguaje de manera de convertirlo en objeto de reflexión.

ORALIDAD Y ESCRITURA

Nuestro tema de estudio es la oralidad y la escritura y la relación entre ambas. Seguimos para el presente trabajo los estudios de Olson y de Ong.
Siempre se ha creído que la escritura es una muestra más de la evolución del hombre camino al conocimiento. La escritura, se cree comúnmente, ha sido responsable, históricamente, de la evolución de nuevas formas de discurso que reflejaban un nuevo enfoque o comprensión del lenguaje y una nueva mentalidad, más subjetiva y reflexiva. Pero si consideramos la escritura como un paso de esa evolución y celebrarla es a la vez considerar la "oralidad" como inferior, como algo que hay que superar y de ser necesario erradicar.
En este tipo de pensamiento quedan encubiertos varios errores de fondo con respecto al tema.
Se termina adjudicando a los que saben leer características "superiores" que también están presentes en sociedades ágrafas.
Hay culturas que tienen escritura pero no está relacionada con la modernidad ni considerada como superior a la oralidad.
No hay diferencias sistemáticas entre las estructuras léxicas, sintácticas o de discurso de la producción oral y de de la escrita.
Si bien las premisas a partir de las cuales extraían conclusiones los miembros de distintas culturas eran diferentes, los procesos lógicos en sí mismos no lo eran, y la cultura escrita per se no tenía ningún efecto apreciable sobre las soluciones propuestas para esos problemas.
Ong dice que es "tiempo de retirar la hipótesis de la cultura escrita" y por eso se encarga de reformularla y limar sus asperezas para volverla defendible en sus aciertos. Esta hipótesis de la cultura escrita no es sólo la capacidad de leer y escribir de un individuo sino que es más general y se refiere a la competencia general requerida para tomar parte en una tradición de escritura. Las condiciones para que se concrete esta cultura escrita incluyen cuatro factores:
- Debe haber algún mecanismo para "fijar" y acumular textos. El principal medio para fijar textos es un sistema de escritura. Es cierto que los textos pueden fijarse también mediante la oralidad apoyándose en el ritmo, la métrica y las expresiones formulares. Pero la escritura tiene una enorme ventaja en tanto permite acumular una cantidad de textos que excede en mucho la capacidad de almacenamiento de cualquier experto individual.- Debe haber instituciones para usar los textos. El desarrollo de la cultura escrita requiere algunas instituciones que utilicen los textos: la iglesia, la corte, el gobierno, la academia, la familia. De hecho, la cultura escrita es un factor de enorme importancia para la especialización y la diferenciación de esas instituciones.- Debe haber instituciones para incorporar aprendices a esas instituciones. Entre éstas se cuentan la familia, la iglesia y, sobre todo en las sociedades con cultura escrita, la escuela.- El más importante de los factores es que debe desarrollarse un metalenguaje oral, ligado a un "lenguaje mental", para hablar y pensar sobre las estructuras y los significados de esos textos acumulados y sobre las intenciones de sus autores y su interpretación en determinados contextos. Este metalenguaje es el que permite a quienes hablan y escriben referirse a un texto, a sus propiedades y su estructura, así como a su significado y su apropiada interpretación.
Ong plantea cuatro hipótesis sobre el vínculo de la cultura escrita y el pensamiento.

2. La hipótesis de la modalidad: ojo por oído
McLuhan (1962) fue uno de los primeros en opinar sobre este vínculo entre cultura escrita y pensamiento. La escritura puso, según él, en juego una modalidad sensorial estrechamente asociada con el espacio; el ojo venía a sustituir al oído.
Se observó que cuando los niños empiezan a revisar sus textos, comienzan a escribir de un modo más complejo. A partir de los 12 años las producciones orales y escritas divergen, mostrando las escritas un mayor grado de complejidad estructural, cuando hasta esa edad producían textos orales y escritos en los que no había ninguna diferencia.
En adultos, la presencia del texto escrito permite repasar, releer, revisar. Las revisiones sobre un texto leído van más a la estructura básica del texto que las que se pueden hacer sobre un texto escuchado, que apuntan más a lo superficial.
Estas observaciones hicieron suponer que la visión permitió un avance en el tipo de pensamiento. En parte es cierto el cambio pero es falso el avance. El pensamiento cambió su forma, mutó en otra cosa pero no por eso es mejor. Es injusto, además, pretender estudios exhaustivos de un discurso oral en una cultura como la observada que fue educada en esta cultura escrita. Es muy diferente –y no por ello inferior - la estructura mental de un pueblo oral de la de uno con cultura escrita.
Pero no está claro que existan efectos cognitivos específicos que se asocien exclusivamente con los procesos visuales de leer y escribir. La fórmula "ojo por oído" de McLuhan es una metáfora y no una explicación de las implicaciones de la cultura escrita.
La hipótesis del medio: el habla y la escritura como formas distintivas de discurso
De acuerdo con esta hipótesis, las implicaciones cognitivas de la cultura escrita surgen no sólo de usar el ojo (la modalidad) sino de aprender a aprovechar los recursos de este medio de comunicación con sus géneros especializados. Estos géneros se especializan para cumplir determinadas finalidades:
- Alfabetización: para recuperar información,- Categorías y listas: para organizar la información,- Ficción: para entretener,- Prosa ensayística: para examinar las implicaciones de una exposición, otros.
Y además ha cambiado el destinatario de este discurso. Ya no se trata de los primitivos auditorios orales sino de una extensa red de lectores, unidos sólo por su acceso a estas formas de discurso.
Pero las funciones que cumplen estas formas de discurso, incluyendo las de describir, explicar, ordenar, prometer, recordar y demás, tienden a ser comunes a todas las culturas humanas, y las formas escritas especializadas quizá tan sólo suministren otros medios posibles para alcanzar los mismos fines.
La hipótesis de las destrezas mentales: aprender a pensar como un lector o escritor
Esta hipótesis soslaya las objeciones formuladas a las dos anteriores pues admite que esas destrezas son transferibles entre los distintos medios y modalidades. Así, el conocimiento adquirido al leer y escribir puede aplicarse al hablar y al escuchar; habiendo aprendido a descomponer en letras las palabras escritas, uno podría pasar a dividir en sonidos las palabras habladas. Habiendo aprendido a reconocer las palabras presentes en textos escritos, se podría pasar a reconocer las palabras presentes en su habla. Y habiendo aprendido a leer un texto y analizar sus implicaciones, se podría llegar a tratar una emisión como si fuera un "texto" y someterla al mismo tipo de análisis, y así sucesivamente.
Pero hoy en día está prácticamente confirmado que las destrezas de la cultura escrita pueden ser transmitidas y adquiridas, al menos en parte, oralmente. Las destrezas en cuestión, aunque propias de la cultura escrita, se desarrollan a través del medio oral. Por ejemplo, los maestros emplean un modo de hablar que contribuye a desarrollar una orientación propia de la cultura escrita. Por consiguiente, el carácter directo del vínculo entre la práctica concreta de leer y la adquisición de destrezas propias de la cultura escrita es, por cierto, indirecto.
La hipótesis metalingüística: convertir al lenguaje en un objeto de pensamiento y discurso
Si la capacidad de usar el lenguaje es la "capacidad lingüística", la de reflexionar sobre el lenguaje usado es la "capacidad metalingüística". Si hablar y escuchar son capacidades primariamente lingüísticas, entonces la lectura, siendo una actividad secundaria, depende de la conciencia que tenga el lector de esas actividades primarias.
El vínculo entre la cultura escrita y la conciencia metalingüística surge del hecho de que al leer, y especialmente al escribir, el lenguaje puede convertirse en objeto de pensamiento y análisis.

martes, 1 de abril de 2008


Australopithecus (vulgarmente, australopiteco) es un género de homínidos fósiles con una amplia distribución geográfica en África durante el Plioceno. Son probablemente antecesores inmediatos del género Homo. Etimológicamente, Australopithecus significa "simio del sur"'.
Autralopithecus apareció hace más de 4 millones de años. La mayor novedad aportada por los australopitecos es que se desplazaban de manera bípeda. El tamaño de su cerebro era similar al de los grandes simios actuales. Vivían en las zonas tropicales de África, alimentándose de frutas y hojas, es decir que poseían una dieta especializada.


Se conocen varias especies fósiles:
Australopithecus anamensis: son homínidos muy primitivos, que presentan molares más anchos y esmalte más espeso. Ocupó la zona de Kenya entre 4,2 y 3,9 m.a. (millones de años).


Australopithecus afarensis. Su capacidad para transmitir sonidos no sería muy superior a los actuales chimpancés. Situado entre 4 y 2,5 m.a.
Australopithecus bahrelghazali: único encontrado fuera de África oriental. Recibe su nombre del oasis de Bahr-el-Ghazal, en Chad. Situado entre 4 y 3 m.a


Australopithecus garhi: tiene especiales características craneales y, sobre todo, faciales. Capacidad craneal de unos 450 cm³ y discutidos indicios de proto-industria lítica. Situado hace 2,5 m.a.


Australopithecus africanus: cráneo más globular, con mayor capacidad cerebral. Aproximadamente unos 450 cm³. Situado entre 3 y 2,5 m.a.
Se discute si el Kenyanthropus platyops pertenece a este género o debe clasificarse dentro de un género diferente.


Una rama de los australopitecos divergió de la que derivaría en el Homo sapiens, produciendo a los australopitecinos robustos, frecuentemente clasificados en el género Paranthropus.
Han sido intensos los debates científicos sobre la clasificación de estas especies y géneros. Antes se discutía sobre la conveniencia de la separación de Paranthropus y sobre la correcta asignación del habilis como Homo o Australopithecus.