martes, 20 de mayo de 2008

La Interioridad del Sonido

Otras peculiaridades (además de su relación con el tiempo: su fugacidad) del sonido también determinan o influyen en la psicodinámica oral. La más importante es la relación única del oído con la interioridad, cuando se le compara con el resto de los sentidos.
Ninguno de los otros sentidos puede penetrar en la interioridad de un objeto sin que ésta deje de serlo. En cambio, el oído nos permite escuchar el sonido de un objeto dentro de una caja sin necesidad de abrirla. Todos los sonidos registran las estructuras interiores de lo que los produce. Y, fundamentalmente, la voz humana proviene del interior mismo del organismo humano, que produce las resonancias de la misma.
La vista aísla; el oído une. Mientras la vista sitúa al observador fuera de lo que está mirando, a distancia, el sonido envuelve al oyente. La vista divide. Por contraste con la vista (el sentido divisorio), el oído es, por lo tanto, un sentido unificador. Un ideal visual típico es la claridad y el carácter distintivo, diferenciar. El ideal auditivo, en cambio es la armonía, el conjuntar.
En una cultura oral primaria, donde la existencia de la palabra radica sólo en el sonido, sin referencia alguna o cualquier texto visualmente perceptible y sin tener idea siquiera de que tal texto pueda existir, la fenomenología del sonido penetra profundamente en la experiencia que tienen los seres humanos de la existencia, como es procesada por la palabra hablada, pues la manera como se experimenta la palabra es siempre trascendental en la vida psíquica. La acción concentradora del oído (el sonido que envuelve) afecta la percepción que el hombre tiene del cosmos. Para las culturas orales, el cosmos es un suceso progresivo con el hombre en el centro.
La oralidad, la comunidad lo sagrado
Puesto que, en su constitución física como sonido, la palabra hablada proviene del interior humano y hace que los seres humanos se comuniquen entre sí como interiores conscientes, como personas, la palabra hablada hace que los seres humanos formen grupos estrechamente unidos. La escritura y lo impreso aíslan.
La palabra hablada también crea unidades en gran escala: es probable que los países en los cuales se hablan dos o más idiomas tengan graves problemas de establecer o guardar la unidad nacional, como sucede hoy en día en el Canadá, Bélgica o muchas naciones en vías de desarrollo.
La fuerza de la palabra oral para interiorizar se relaciona de una manera especial con lo sagrado, con las preocupaciones fundamentales de la existencia. En la mayoría de las religiones, la palabra hablada es parte integral de la vida ritual y devota.

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