martes, 20 de mayo de 2008

ORALIDAD Y ESCRITURA

Nuestro tema de estudio es la oralidad y la escritura y la relación entre ambas. Seguimos para el presente trabajo los estudios de Olson y de Ong.
Siempre se ha creído que la escritura es una muestra más de la evolución del hombre camino al conocimiento. La escritura, se cree comúnmente, ha sido responsable, históricamente, de la evolución de nuevas formas de discurso que reflejaban un nuevo enfoque o comprensión del lenguaje y una nueva mentalidad, más subjetiva y reflexiva. Pero si consideramos la escritura como un paso de esa evolución y celebrarla es a la vez considerar la "oralidad" como inferior, como algo que hay que superar y de ser necesario erradicar.
En este tipo de pensamiento quedan encubiertos varios errores de fondo con respecto al tema.
Se termina adjudicando a los que saben leer características "superiores" que también están presentes en sociedades ágrafas.
Hay culturas que tienen escritura pero no está relacionada con la modernidad ni considerada como superior a la oralidad.
No hay diferencias sistemáticas entre las estructuras léxicas, sintácticas o de discurso de la producción oral y de de la escrita.
Si bien las premisas a partir de las cuales extraían conclusiones los miembros de distintas culturas eran diferentes, los procesos lógicos en sí mismos no lo eran, y la cultura escrita per se no tenía ningún efecto apreciable sobre las soluciones propuestas para esos problemas.
Ong dice que es "tiempo de retirar la hipótesis de la cultura escrita" y por eso se encarga de reformularla y limar sus asperezas para volverla defendible en sus aciertos. Esta hipótesis de la cultura escrita no es sólo la capacidad de leer y escribir de un individuo sino que es más general y se refiere a la competencia general requerida para tomar parte en una tradición de escritura. Las condiciones para que se concrete esta cultura escrita incluyen cuatro factores:
- Debe haber algún mecanismo para "fijar" y acumular textos. El principal medio para fijar textos es un sistema de escritura. Es cierto que los textos pueden fijarse también mediante la oralidad apoyándose en el ritmo, la métrica y las expresiones formulares. Pero la escritura tiene una enorme ventaja en tanto permite acumular una cantidad de textos que excede en mucho la capacidad de almacenamiento de cualquier experto individual.- Debe haber instituciones para usar los textos. El desarrollo de la cultura escrita requiere algunas instituciones que utilicen los textos: la iglesia, la corte, el gobierno, la academia, la familia. De hecho, la cultura escrita es un factor de enorme importancia para la especialización y la diferenciación de esas instituciones.- Debe haber instituciones para incorporar aprendices a esas instituciones. Entre éstas se cuentan la familia, la iglesia y, sobre todo en las sociedades con cultura escrita, la escuela.- El más importante de los factores es que debe desarrollarse un metalenguaje oral, ligado a un "lenguaje mental", para hablar y pensar sobre las estructuras y los significados de esos textos acumulados y sobre las intenciones de sus autores y su interpretación en determinados contextos. Este metalenguaje es el que permite a quienes hablan y escriben referirse a un texto, a sus propiedades y su estructura, así como a su significado y su apropiada interpretación.
Ong plantea cuatro hipótesis sobre el vínculo de la cultura escrita y el pensamiento.

2. La hipótesis de la modalidad: ojo por oído
McLuhan (1962) fue uno de los primeros en opinar sobre este vínculo entre cultura escrita y pensamiento. La escritura puso, según él, en juego una modalidad sensorial estrechamente asociada con el espacio; el ojo venía a sustituir al oído.
Se observó que cuando los niños empiezan a revisar sus textos, comienzan a escribir de un modo más complejo. A partir de los 12 años las producciones orales y escritas divergen, mostrando las escritas un mayor grado de complejidad estructural, cuando hasta esa edad producían textos orales y escritos en los que no había ninguna diferencia.
En adultos, la presencia del texto escrito permite repasar, releer, revisar. Las revisiones sobre un texto leído van más a la estructura básica del texto que las que se pueden hacer sobre un texto escuchado, que apuntan más a lo superficial.
Estas observaciones hicieron suponer que la visión permitió un avance en el tipo de pensamiento. En parte es cierto el cambio pero es falso el avance. El pensamiento cambió su forma, mutó en otra cosa pero no por eso es mejor. Es injusto, además, pretender estudios exhaustivos de un discurso oral en una cultura como la observada que fue educada en esta cultura escrita. Es muy diferente –y no por ello inferior - la estructura mental de un pueblo oral de la de uno con cultura escrita.
Pero no está claro que existan efectos cognitivos específicos que se asocien exclusivamente con los procesos visuales de leer y escribir. La fórmula "ojo por oído" de McLuhan es una metáfora y no una explicación de las implicaciones de la cultura escrita.
La hipótesis del medio: el habla y la escritura como formas distintivas de discurso
De acuerdo con esta hipótesis, las implicaciones cognitivas de la cultura escrita surgen no sólo de usar el ojo (la modalidad) sino de aprender a aprovechar los recursos de este medio de comunicación con sus géneros especializados. Estos géneros se especializan para cumplir determinadas finalidades:
- Alfabetización: para recuperar información,- Categorías y listas: para organizar la información,- Ficción: para entretener,- Prosa ensayística: para examinar las implicaciones de una exposición, otros.
Y además ha cambiado el destinatario de este discurso. Ya no se trata de los primitivos auditorios orales sino de una extensa red de lectores, unidos sólo por su acceso a estas formas de discurso.
Pero las funciones que cumplen estas formas de discurso, incluyendo las de describir, explicar, ordenar, prometer, recordar y demás, tienden a ser comunes a todas las culturas humanas, y las formas escritas especializadas quizá tan sólo suministren otros medios posibles para alcanzar los mismos fines.
La hipótesis de las destrezas mentales: aprender a pensar como un lector o escritor
Esta hipótesis soslaya las objeciones formuladas a las dos anteriores pues admite que esas destrezas son transferibles entre los distintos medios y modalidades. Así, el conocimiento adquirido al leer y escribir puede aplicarse al hablar y al escuchar; habiendo aprendido a descomponer en letras las palabras escritas, uno podría pasar a dividir en sonidos las palabras habladas. Habiendo aprendido a reconocer las palabras presentes en textos escritos, se podría pasar a reconocer las palabras presentes en su habla. Y habiendo aprendido a leer un texto y analizar sus implicaciones, se podría llegar a tratar una emisión como si fuera un "texto" y someterla al mismo tipo de análisis, y así sucesivamente.
Pero hoy en día está prácticamente confirmado que las destrezas de la cultura escrita pueden ser transmitidas y adquiridas, al menos en parte, oralmente. Las destrezas en cuestión, aunque propias de la cultura escrita, se desarrollan a través del medio oral. Por ejemplo, los maestros emplean un modo de hablar que contribuye a desarrollar una orientación propia de la cultura escrita. Por consiguiente, el carácter directo del vínculo entre la práctica concreta de leer y la adquisición de destrezas propias de la cultura escrita es, por cierto, indirecto.
La hipótesis metalingüística: convertir al lenguaje en un objeto de pensamiento y discurso
Si la capacidad de usar el lenguaje es la "capacidad lingüística", la de reflexionar sobre el lenguaje usado es la "capacidad metalingüística". Si hablar y escuchar son capacidades primariamente lingüísticas, entonces la lectura, siendo una actividad secundaria, depende de la conciencia que tenga el lector de esas actividades primarias.
El vínculo entre la cultura escrita y la conciencia metalingüística surge del hecho de que al leer, y especialmente al escribir, el lenguaje puede convertirse en objeto de pensamiento y análisis.

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